“Expropiación alimentaria”

No fue un robo, era una “expropiación alimentaria”. Eso es lo que sostienen los inductores del “asalto” a un par de supermercados andaluces perpetrado la semana pasada. Loable ejercicio de “acción política” para unos, sin duda un “robo” para otros. La polémica está servida. La víctima denuncia el crimen, el poder ejecutivo intenta poner orden y los presuntos responsables se jactan públicamente de sus actos. Reprobable actuación que tras ser respaldada por unos y por otros ya ha suscitado imitadores. Definitivamente la “paz social” se ha acabado. 

Los hechos 

Mi conocimiento sobre el Código Penal es bastante limitado como para entrar en disquisiciones jurídicas. De momento, los detenidos por el asalto ya han sido puestos en libertad aunque se les prohíbe, por si acaso, acercarse al “super”. 

Los demagogos simpatizante de Gordillo y compañía sostienen que en los asaltos no hubo ni violencia ni “afán de lucro” por lo que no puede considerarse un acto delictivo. Sin embargo, ante las acusaciones de maltrato, sólo aciertan a decir que mienten. Respecto al lucro, si lo consideramos en un sentido amplio y no exclusivamente monetario, no cabe duda que han logrado lo que deseaban, saltar a primera plana. 

Al ser recriminado, Gordillo recurre con soltura y sin apenas vergüenza a falacias ad populum, recordando, por ejemplo, el desigual criterio de la fiscalía. A renglón seguido y para demostrar que no ha hecho propósito de enmienda, renuncia a su condición de aforado y publicita futuros asaltos y ocupaciones. 

Las excusas 

Lo que bajo ningún concepto se puede sostener es que este asalto organizado puede justificarse como hurto famélico. La donación de alimentos para los más necesitados va en aumento. Además, a las iniciativas privadas hay que sumar los programas oficiales. Cierto es que las grandes superficies podrían todavía mostrarse más colaboradoras. Y deberían planteárselo, no vaya a ser que les obliguen por ley. 

Otra cosa hubiera sido si, en vez de sustraer los productos a la venta, hubieran “rescatado” la comida que tiramos a la basura. En Sevilla, al contrario que en Gerona, sí se pueden llevar a cabo estos actos reivindicativos, pacíficos y sin víctimas.