Frases que inspiran

"Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez"

Principio de Hanlon


domingo, 29 de mayo de 2011

Una lección para los "indignados"

Llevaba algún tiempo queriendo compartir este vídeo pero no encontraba la excusa para colarlo. Ahora con el movimiento de los "indignados"  planteándose su continuidad, rescato mi idea y publico aquí esta auténtica lección de filosofía que debería ser interiorizada por todo ciudadano que quiera cambiar de raíz el sistema socio-económico en el que estamos instalados.

Imprescindible una honda reflexión individual tras su visionado.

lunes, 23 de mayo de 2011

Microeconomía y macroeconomía

A colación de la resaca electoral y del papel que el movimiento 15-M pueda tener en un futuro, me surge la posibilidad de explicar con un ejemplo la diferencia entre la macroeconomía y la microeconomía.

La “micro” es la escuela de la ciencia económica que se centra en el estudio de los agentes individuales que interactúan en la sociedad. Esto es, analiza lo que sucede a pie de calle. En el caso que nos ocupa, la repercusión “micro” del movimiento 15-M la están sufriendo los comerciantes cuyos locales están ubicados en las inmediaciones de la Puerta del Sol, ya que aunque los “indignados” atraigan la atención de periodistas de medio mundo, su acampada paralelamente está ahuyentando a turistas y demás clientes habituales de los citados establecimientos. Vean y escuchen la opinión de los propios afectados.



Cierto es que los “indignados” no están muy de acuerdo con el mensaje expresado en el anterior reportaje y queda de manifiesto en el siguiente video, el que cual se aprecia como increpan a los propios reporteros y les acusan de “manipulación”.



Dudo mucho que los “indignados” se aventuren a tomar represalias más allá del “boicot” indirecto que están llevando a cabo. Que no se atrevan a pasar a la “acción directa” contra la burguesía de la villa no les exculpa de la responsabilidad sobre el “lucro cesante” que su protesta está conllevando pero también puntualizaré que la reportera peca de sensacionalista al emplear el efectista término de “represalia”.

Sin embargo, no puedo dejar de reseñar uno de los argumentos expresado por una de las “indignadas”. Ante la periodista que le recrimina las quejas transmitidas por los comerciantes, ésta no acierta más que a espetarle: “pues serán fachas porque…” Y lo resalto no sólo por constituir la clásica falacia ad hominem sino porque además resulta que movimientos “oficialmente” catalogables como “fachas” (me refiero, por ejemplo, a FE de las JONS o Falange Auténtica) han mostrado públicamente su apoyo, comunión de intereses y propuestas con los “indignados” reunidos en la Puerta del Sol.

Por otro lado, la repercusión “macro”, como la propia macroeconomía, puede a priori pasar más desapercibida pero a medio, e incluso corto plazo, puede resultar trascendental. Pretendo aludir, por supuesto, a las consecuencias que pudiera tener sobre nuestra balanza de capitales. O sea, la posibilidad más que cierta de que los inversores internacionales tengan nuevas y fundadas dudas sobre la gobernabilidad del estado y su capacidad de repago de la deuda exterior. Puede que algún premio Nobel todavía crea que España podrá pagar sus deudas, pero no todos opinan igual y nuevamente se ha disparado la prima de riesgo de nuestra deuda soberana.

Queda pues establecida la diferencia entre la microeconomía y la macroeconomía, la primera afecta localmente a individuos concretos en mercados muy delimitados, la segunda se refiere al impacto global que repercute sobre todos los ámbitos de una economía nacional e inclusive, con implicaciones internacionales. Y es en esta esfera de influencia donde se puede materializar el carácter anti-sistema del movimiento 15-M, ya que si arreciaran sus protestas hasta alcanzar los niveles de las revueltas vistas, por ejemplo, en la la Plaza Tahrir, mucho me temo que provocarían tal espantada entre los que todavía creen que el estado puede hacer frente a sus compromisos financieros y que sea capaz de acometer los anunciados planes de austeridad, que precipitaría la quiebra del sistema financiero y de las administraciones públicas, todo a un tiempo.

Está claro. Si lo que pretende el movimiento 15-M es derribar el “sistema” imperante, pocas veces se les presentará mejor oportunidad. No obstante, si se me permite decirlo, espero que sean tan ignorantes que no se den cuenta.

domingo, 22 de mayo de 2011

Sobre el Movimiento 15-M

 No acierto a ponerme de acuerdo conmigo mismo. Dudo. No sé si puede resultar trascendente o si quedará en un episodio pasajero y completamente estéril. Ni tan siquiera estoy seguro de que esto se mantenga por mucho más tiempo. De ser así, cabría coincidir con los que opinan que los recientes acontecimientos responden a una estrategia coordinada por las estructuras de poder y los agitadores acampados no serían entonces más que unas marionetas en manos de la “izquierda” gobernante. Se entendería así a los que manifiestan su franca desconfianza hacia los movilizados.


 Video promocional del Movimiento 15-M

Sin embargo, mientras unos se carcajean de altura intelectual de los "indignados", nuestros servicios de espionaje (los que pagamos con nuestros impuestos al menos) ya se han infiltrado entre los protestantes. Algo de interés tendrá el movimiento si el CNI les considera dignos de una investigación.

"Indignados" congregados en la Puerta del Sol y no precisamente para
dar la bienvenida al año nuevo  (si bien algunos de ellos opinarían 
que ha dado comienzo una "nueva era")

Vistas las instantáneas de las protestas tomadas por todos aquellos que están documentando lo que allí pasa no cabría esperar gran cosa, y menos nada bueno. Y si bien estos acontecimientos suponen publicidad para la marca “España”, dudo que les esté haciendo mucha gracia a los más directamente afectados.

La prensa y los medios de comunicación de masas, siempre tan ávidos de titulares impactantes y de consignas fáciles de divulgar, han tardado poco en bautizar a los acampados en múltiples ciudades españolas como el movimiento de los "indignados" . Se ve que, sino los manifestantes, al menos sí los periodistas han leído el libelo del nonagenario Stéphane Hessel. Todo un panfleto, de apenas 10 páginas, bastante apto para calzar muebles u otros usos menos honrosos. No obstante, a pesar de su dudosa calidad dentro del género, no ha tardado en convertirse en un éxito de ventas en el dinámico mercado editorial.


 "Indignados" plácidamente sentados en la plaza de la Fuente Dorada, en Valladolid

Por supuesto, si nos remitimos a su manifiesto fundacional, que muchos ya se han encargado de diseccionar no resulta prejuicioso catalogar a los “indignados” como la énesima compulsión de ese cadáver político que es la “socialdemocracia”. La sospecha se confirmaría si descendemos a las propuestas concretas, que constituyen el clásico recetario comunista. Si bien puede haber surgido alguna idea interesante, me adhiero a la contrapropuesta que al grito de ¡Libertad real, YA!, establece una auténtica hoja de ruta que nos llevaría realmente a un cambio revolucionario. Resulta por tanto obvio que semejantes disensiones impedirían cualquier tipo de entente común entre aquéllos que claman por su servidumbre y los que reclamamos que se respete nuestra libertad individual.

Por otra parte, con cierto cinismo se podría apuntar que “democracia real” es precisamente lo que tenemos, o “democracia coronada” si se prefiere. Estamos probablemente ante un grito desesperado de un claro exponente de "fundamentalistas democráticos", la primera pataleta de la generación “NI-NI”. Obviamente, excesivo me parece catalogar este movimiento como la “Spanish Revolution” aunque los principales blogueros ya intentan entender su trascendencia.

Analistas de todo tipo están ya enfrascados en la dura tarea de explicar sus orígenes, inclusive se atreven a hacerles propuestas. Los más atinados se centran es destacar la importancia simbólica de lo que parece haber comenzado y  la relevancia de la RED en todo lo que está sucediendo. Incluso hay analistas políticos que supieron ver tempranamente la repercusión que podría tener este movimiento antes de que las convocatorias se llevaran a efecto por lo que resulta interesante conocer sus reflexiones una vez que el éxito de las mismas es ya patente (I, II, III).

Quizás estemos ante un síntoma claro de la "crisis de la democracia". Quizá debiéramos comprender que lo que llamamos “democracia” más bien debiera ser denominado “oclocracia”. Cierto es que lo que realmente tenemos es una “partitocracia” oligárquica que, al amparo del mal llamado “estado del bienestar”, mantiene felizmente sometida a las masas con subvenciones y reglamentos ad hoc.


 La crisis de las instituciones personificada en 
los costes de soportar a la "casta política"

En fín, de todas maneras, no está de más recalcar la inviabilidad de la "economía asamblearia" que propugnarían buena parte de los “indignados”. Tampoco es baladí resaltar que “La burguesía ha desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario”. Y no sólo soy yo quien opina así. Con esas palabras se expresaron Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista. En su primera parte reflexionaban sobre los progresos traídos por la Revolución Industrial y el dinamismo político y social instaurado gracias a la irrupción en política de la burguesía. Desde entonces, ciertos grupos de presión se han esforzado en constreñir el espíritu emprendedor de la sociedad y socavar el libre mercado a merced de aumentar la voracidad confiscatoria del Estado, de la que resultan beneficiados muchos de estos cabilderos y las corporaciones, partidos o los estados para los que trabajan. No obstante, parece que el reflujo ha comenzado y algunas de estas estructuras gremiales que se benefician de su privilegiada relación con el Estado han comenzado a ser desplazadas. Esta sí es una noticia netamente positiva y esperanzadora.

Esa es la hoja de ruta que debemos seguir para regenerar el sistema político erigido tras la Transición y que, a día de hoy, amenaza ruina. Si no somos capaces de una voladura controlada del mismo y de levantar un nuevo régimen sobre los sólidos cimientos de la defensa de las libertades individuales, el actual sistema acabará derrumbándose sobre nosotros, aplastando o aplazando sine die cualquier opción de cambio.

Para terminar, me quedo con una de las consignas plasmadas en una de tantas pancartas que pudieron verse en las múltiples concentraciones de “indignados” y que transmite la disyuntiva que está en juego, o vencen unos o prevalecerá el otro.

“Nosotros NO somos anti-sistema, el SISTEMA es anti-nosotros”

lunes, 9 de mayo de 2011

De Keynes y Hayek a Krugman y Ben Laden

En principio, sólo quería compartir este par de vídeos, que “a ritmo de rap”, ejemplifican de forma amena y didáctica uno de los debates sobre política económica más decisivos de su época. El gran defensor del intervencionismo público, Lord Keynes, contra el adalid del mercado libre, Friedrich Hayek .


1º Asalto

2º Asalto

El debate continúa hoy en día, lo que ya de por sí es indicativo de que, aunque “oficiosamente” las autoridades políticas y la mayoría de los académicos respaldan las posiciones del británico, éstas están lejos de alzarse con la victoria en esta “batalla de ideas”. Y eso a pesar de que los postulados “keynesianos” se adaptan a la perfección a las necesidades del poder establecido otorgando a los primeros una coartada teórica  para el gasto público discrecional (con la decisiva influencia social que ello conlleva) y a los segundos les permite sermonear desde sus cátedras, otorgándose una primacía intelectual inmerecida a la luz de sus ya manidas argumentaciones y fracasadas “recetas económicas”

La preeminencia de los “dogmas keynesianos” salta a la vista

No es preciso ser muy intuitivo ni siquiera haberse tomado la molestia de leerme a menudo para deducir que no soy un admirador del economista británico. Más bien, me ha convencido el poder explicativo que ofrece la teoría de la “Escuela Austríaca de economía”.

Además, y recordando ciertos hechos vinculados con un personaje de candente actualidad al que muchos ya dábamos por muerto, cabría reseñar algunas declaraciones que dan cuenta del cariz moral de uno de los más furibundos propagandistas del “keynesianismo”. Me refiero al economista y columnista del NYT, Paul Krugman. Aunque se erija como la “Conciencia de un liberal”, no olvidemos que esa categoría política en Norteamérica es equivalente a una autodenominación vergonzante como "socialista". Añadir también que, como su referente intelectual, siente poco aprecio por la sociedad libre y por los acuerdos voluntarios.
Baste recordar como, tras pocos días de los brutales atentados del 11-S, ya estaba pronosticando los efectos potencialmente “positivos” para la economía que traería la reconstrucción de los colosos destruidos. Puede parecer un exceso inapropiado pero no es nada para alguien que, en una carta abierta al recién electo presidente Obama , se refirió a la Segunda Guerra Mundial como ese “enorme proyecto público” que “silenció al fin a los tacaños”.

Por desgracia mucha gente, académicos inclusive, siguen tragándose sin más la patraña de que enviar a jóvenes a morir en el frente, dedicarse a producir cosas para matar gente o destruir riqueza y someter a los civiles al racionamiento de productos básicos puede traer la prosperidad a las naciones.

Por otra parte, menos macabro pero igualmente desacertado se mostró Krugman al recomendar públicamente a Greenspan para que recondujera el flujo de crédito desde la Reserva Federal y lograr así sustituir a la declinante “burbuja de las Puntocom” por una más tradicional pero igualmente nociva “burbuja inmobiliaria”. Cabe señalar en su defensa, que al principal responsable individual de la crisis que padecemos no le hacían falta los consejos del ducho economista Krugman para desencadenar el desastre ya conocido por todos.

A la luz de estos comentarios y conocida la ferviente defensa del gasto público por parte de Krugman y otros insignes “keynesianos”, cabría inferir que la cadena de acontecimientos desencadenada por el ya “oficialmente” muerto, Osama Ben Laden, y los fatídicos atentados contra el World Trade Center ha resultado enormemente provechosa para la economía americana. Al fin y al cabo, que los EE.UU. hayan gastado en su “guerra contra el terrorismo” 1,3 BILLONES DE DÓLARES (billones de los nuestros) según un reciente informe del Congreso , debería haber ejercido un efecto “multiplicador” traduciéndose en un sólido crecimiento del PIB.

Les parece un razonamiento absurdo. Si es así les felicito, no son ustedes keynesianos.