Frases que inspiran

"Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez"

Principio de Hanlon


sábado, 17 de septiembre de 2011

Unos entran, otros no

Mientras ese eterno “estado embrionario” que es Palestina ultima la reclamación de un asiento en la asamblea general de la ONU, el gobierno insurrecto libio ya ha logrado usurpar el suyo. Paralelamente se hace cargo de los poderes y propiedades hasta hace poco en manos del clan Gadafi, la “comunidad internacional” encarnada en la ONU, le reconoce el derecho de ocupar el puesto que representó a la “Gran Yamahiría Árabe Libia Popular Socialista”. Bien es cierto que el portavoz de Gadafi ante esta desprestigiada asamblea fue de los primeros en abandonar el barco. Seguramente, su privilegiada posición le permitió escuchar los tambores de guerra antes de que el atronador ruido de los bombardeos de la OTAN acallase cualquier discusión.

Conceder esta distinción a la nueva Libia contó con el respaldo de la abrumadora mayoría, siendo cuestionada tan solo por un puñado de países entre los que se encuentran los regidos por los agraciados, en su momento, con el Premio Gadafi de los Derechos Humanos, esto es, Cuba, Bolivia o la Venezuela de Hugo Rafael Chávez Frías, al que, por otra parte, deseamos una pronta recuperación.


Como en los viejos tiempos, la “entente cordial” franco-británica tutelando el destino de África.

No obstante, dudo mucho que los nuevos amos de Libia y las riquezas que su subsuelo encierra lamenten no contar con semejantes líderes mundiales. Especialmente teniendo en cuenta el despliegue montado para recibir a esa extraña pareja, Cameron y Sarkozy, siendo aclamados por las masas, esas mismas que cinco veces al día se postran sumisamente ante Alá.

Y es que, después de tanta palabrería ñoña sobre el avance de la “democracia” en el mundo islámico, empieza a vislumbrarse que el futuro no es tan halagüeño como algunos pronosticaban. Definitivamente, la “primavera árabe” ha dado paso al otoño. Como algunos ya intuíamos en su momento, la “Palabra de Dios” sustituirá al libro verde. A lo mejor estoy equivocado y, finalmente, todo redunda en un futuro de paz, libertad y prosperidad para el pueblo libio pero, lo que ya sabíamos sobre los que ahora ostentan el poder, sigue sin presagiar nada bueno. Esperemos, eso sí, que quienes pretender ver siempre, tras toda conmoción internacional, las siniestras manos de los servicios de espionaje dirigiendo la operación yerren en su análisis y podamos disipar los negros nubarrones que amenazan, para variar, la estabilidad de Oriente Medio.

En fin, podemos sentirnos orgullosos por nuestra contribución en esta estratagema de inciertas consecuencias. Sólo esperemos ningún acuerdo secreto nos impida participar en el reparto del botín. Aunque lo que ya es seguro es que nos perdimos el baño de multitudes.

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