Frases que inspiran

"Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez"

Principio de Hanlon


lunes, 19 de septiembre de 2011

Pobres ricos

Pobres ricos. Tanto esfuerzo para no llamar la atención, para que sus fortunas, edificadas tras una vida de laborioso éxito, no despertasen la malsana envidia del público; y ahora los demagogos de turno se alzan y cargan, al menos de cara a la galería, contra los “ricos”.

Pobres ricos. Empresarios triunfadores, artistas célebres, intelectuales de reconocido prestigio… Todos ellos deben estar pasando noches difíciles imaginando lo que les tiene preparado el politiquillo hambriento de votos de la plebe.

Pobres ricos. Nadie comprende que, como todo el mundo, ellos también sufren los efectos de la crisis. O acaso alguien cree que sus valores bursátiles no menguan y sus propiedades inmuebles no se devalúan.

Sin embargo, ello no atenúa las ansias confiscatorias de quienes tras contradecirse y desdecirse acaban reinstarurando el tributo que apenas hace unos años ellos mismos suspendieron por considerarlo “desigual e injusto”.



Pobres ricos. Tan cohibidos están que apenas se atreven a disentir y sus presuntos portavoces aceptan sumisos los sacrificios que los poderosos les imponen. Porque poderosos son los políticos, cuyos exiguos patrimonios apenas se verán dañados por la reintroducción del atávico impuesto. Poderosos e inconscientes, ya que son capaces de obstaculizar la apremiante necesidad de ahorro para rebajar en cifras ridículas nuestro inquietante déficit.


Una encuesta telefónica de ZP motivó la suspensión del impuesto de patrimonio.
Un deseo de Rubalcaba fue suficiente para su reactivación.

Aunque dicen haberlo corregido para que no atente contra la “clase media” y que recaiga sólo y exclusivamente sobre los auténticamente “ricos”, lo mejor es que cada cual haga sus cuentas. De todas maneras, si pretendieran limitarse a los más “ricos entre los ricos” (en España tampoco abundan) apenas lograrían confiscar más de lo que recaudan anualmente con las multas de tráfico. Es lo que tiene pretender acabar con la gallina de los huevos de oro.

Por mucho que el gobierno pregone que a todo español le gustaría pagar el impuesto (más bien lo que les gustaría es disfrutar del patrimonio que grava el mismo), los bienhechores bancos muestran a los perseguidos “ricos” el camino para ponerse a salvo. La experiencia nos demuestra que ante amenazas, tienden a guarecerse en territorios menos hostiles. Por lo tanto, no es extraño que algunas regiones de España se ofrezcan como refugios seguros ante lo que el gobierno central sólo sabe responder con amenazas.

Pobres ricos. Mientras ellos y el esperpéntico debate en torno al impuesto de patrimonio centran la atención del populacho, escapan fuera del escrutinio público los chanchullos perpetrados por el Banco de España para sanear las cajas, para lo que, por otra parte, sí se pide educadamente ayuda a los “ricos”.
Entretanto, las taifas españolas siguen jugando a la diplomacia mientras ya no tienen para abonar sus deudas y mucho menos para hacer frente al pago de los fármacos que dispensan los hospitales que tienen a su cargo.

Todavía no están suficientemente indignados, pues prepárense para la traca final. Dejen de clamar histéricamente contra los llamados “paraísos fiscales”, pequeñas y pacíficas naciones que no han agredido a nadie.  En cambio, céntrense en que, cuando nuestros políticos quieren, pueden hacer que el mundo entero sea un “lugar maravilloso”. Merced a curiosas “figuras jurídicas” y complicadas argucias legales la, hasta hace poco, mayor empresa del mundo, disfruta en España de condiciones inmejorables. Su sucesora en la cumbre, paga donde le conviene por sus ingresos de aquí. Y finalmente, evidenciando una vez más que el informático es el sector que mejores cerebros tiene en nómina, Google prácticamente NO paga impuestos. Merece la pena recordar que su eslogan corporativo resulta ser: “don’t be evil”.


Mientras Google nos ayuda a movernos en la "telaraña virtual", 
sus contables tejen con destreza una no menos compleja "telaraña societaria" para eludir al fisco.

Puede que haya alguien al que le parezca una aberración pero no debiera olvidar que la pretensión de NO PAGAR IMPUESTOS es parte integral de la idiosincrasia americana desde uno de sus más conocidos actos fundacionales.

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