Frases que inspiran

"Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez"

Principio de Hanlon


sábado, 6 de agosto de 2011

Apocalipsis pospuesto

Como no podía ser de otra manera, el anunciado apocalipsis finalmente no aconteció. Finalmente, los chanchullos de última hora en Washington dieron resultado. Algunos lo juzgarán como una auténtica chapuza lo consensuado. Incluso a ciertos personajes puede parecerles un mal chiste.


La deuda americana no se frena, el oro tampoco

Primero votaron los representantes. Después fue ratificado por el Senado. Finalmente quedó aprobado el acuerdo que, como es inherente a toda componenda de última hora, en el mejor de los casos tendrá beneficios a corto, más caos a largo plazo.

Tras sancionar el acuerdo, Obama lo celebró proclamando que habrá anticonceptivos gratis para todas. Por si acaso, ya anda tramando una disimulada subida de impuestos.Como si los impuestos no fueran ya  suficientemente elevados. Será verdad que Obama coincide con nuestro ZP en algo más que su fecha de cumpleaños, y es que ambos tienen una propensión irrefrenable al despilfarro.




Quizá tenga razón, la intransigencia partidista no debe superar ciertos límites.

Sin embargo, la lucha partidista no cesa. Algunos “extremistas” han llegado a calificar de traición haber apoyado el plan ratificado por las cámaras legislativas americanas. Una de las opositoras a la componenda ha llegado a ser tachada de “terrorista”. Otro opositor más sensato, Ron Paul, reclama algo tan simple como congelar el presupuesto. Y, no menos importante, abominar parte de la deuda.




Mientras tanto, EE.UU. se precipita hacia una nueva recesión. La caída en el consumo así lo atestigua. Asimismo, su industria tampoco pasa por sus mejores momentos. A pesar de ello, los guardianes de la solvencia de la deuda (con excepciones) aseguran que el riesgo de impago por parte del gobierno federal americano es “extremadamente bajo”. Quizá sea más bien porque, de momento, Ben “helicopter” Bernanke se abstiene de continuar con sus artimañas monetarias.

Desde luego, todo este arduo esfuerzo no parará el contador de la deuda. Tampoco las claves del apaño presagian nada esperanzador. Sobre todo si nos enteramos que uno de los beneficiarios del trato, es el PENTÁGONO. Pareciera que el “scheriff” del mundo no ha asumido todavía los costes de su política exterior.

A pesar de las mentiras malintencionadas que ha rodeado todo el proceso, el debate sobre el techo de la deuda americana ha sido particularmente revelador. Una cosa debería resultarnos obvia, elevar nuestra capacidad de endeudamiento no hace más que potenciar nuestra propensión al gasto. El auténtico problema que aqueja a la superpotencia americana no es una puntual falta de liquidez, es su propia solvencia (económica y moral) como nación, como acertadamente señala Peter Schiff. Bien es cierto, nos resalta Paul Craig Roberts, que la obstinación republicana bien pudiera haberse manifestado antes para evitar los dispendios de Bush II. Esa reticencia para endeudarse unos escasos 2 trillones de dólares adicionales resulta más sangrante tras haberse concedido créditos por la Reserva Federal por valor de 16 TRILLONES a bancos de todo el mundo. Al fin y al cabo, solucionar el problema no supondría un sacrificio insuperable. Equilibrar el presupuesto sólo exigiría volver al nivel de gasto de 2004.


La deuda americana es cuantificable. Pero menuda desproporción. No olvidemos que la deuda pública oficial es sólo una parte de la REAL. Buena parte de los acreedores de EE.UU. habitan lejos de sus fronteras, desde jeques petroleros al Partido Comunista Chino.

Llama la atención que este tipo de debates se dé sólo en EE.UU. Allí, el control del presupuesto es facultad del poder legislativo. Así ha sido desde los albores del parlamentarismo, cuando las cortes se constituyeron como contrapoder frente al déspota de turno para refrenar sus afanes confiscatorios. Hoy en día, en el Reino de España y el resto de países europeos, el poder ejecutivo (déspota ilustrado en el mejor de los casos) puede saltarse sus propios topes presupuestarios resultando anecdótico cualquier control que los parlamentos nacionales puedan llegar a ejercer.

¿Tendremos que esperar a una nueva mayoría republicana en ambas cámaras
para que la Deuda USA se controle?

Como consecuencia del apaño acordado, esta histórica excepcionalidad americana puede desaparecer también. Ello se debe a que se ha pergeñado un aberrante comisión pomposamente llamada “super congreso”. Se ha encendido una nueva alarma y algunos reiteran sus advertencias. Ello constituye la gota que ha colmó el vaso y los constitucionalistas se han indignado frente a la traición de la mayoría republicana.

Pero todo esto da igual. En Washington D.C. se vive mejor que nunca y poco importan los pronósticos pesimistas por muy reputados que sean quienes las profieren. Ni tan siquiera se inquietan cuando el líder de la antigua potencia enemiga tacha a la economía americana de “parásito”. Y menos todavía cuando sus acreedores comunistas ponen en duda la credibilidad del dólar.

Puede que allí puedan seguir permitiéndose ese politiqueo “barato”, pero a este lado del atlántico se hunde la bolsa. La prima de riesgo se dispara y nuestro endeudamiento exterior pisa el acelerador. Y eso que este trepidante mes de agosto no ha hecho más que comenzar.

El peligro que acecha, la HIPERINFLACIÓN.



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