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domingo, 27 de febrero de 2011

Nos toman por imbéciles

“Puede parecer un sacrilegio decirlo ahora, pero vamos al pleno empleo”. Créanlo o no, eso es lo que pronostica el exministro, diputado socialista y presidente de la Fundación Ideas, el bejarano Jesús Caldera. Sólo alguien con la sabiduría y la experiencia que otorga haber ocupado un escaño desde 1982 pudiera haber soltado semejante majadería y quedarse tan ancho. Es más, Caldera, ni corto ni perezoso, pretendió argumentar su afirmación y demostró, una vez más, que es mejor quedarse callado y parecer tonto que seguir hablando y evidenciarlo.
Según recoge el diario salmantino Tribuna de Salamanca, el susodicho personaje considera posible su predicción gracias a que “la caída de la natalidad recortará la tasa de actividad, al caer el número de personas que buscarán acceder al mercado laboral, al mismo tiempo que la tasa de ocupación rondará el 75%, todo ello en un largo plazo, en el año 2050”. Supongo que a la provecta edad de 93 años tendrá el buen gusto de recordarnos su clarividente análisis.
Además, si asumiéramos que realmente ha razonado lo que dice, pareciera que nos pretende ocultar otra macromagnitud. Aquélla que variaría de forma inversa a la reducción de la tasa de actividad. Ésta es la tasa de dependencia, factor clave en la sostenibilidad de esa estafa piramidal “legal y obligatoria” conocida como sistema público de pensiones o “de reparto”. Efectivamente, es plausible que, gracias a nuestra invertida pirámide poblacional, sean progresivamente menos los nuevos individuos que accedan al mercado laboral, y consecuentemente, sean susceptibles de estar parados u ocupados. Pero, por idéntica razón, conforme se jubilen los hijos del “baby boom” patrio (nacidos en la década de los 50-60) menos serán los que queden para sufragar las pensiones de los que se sitúan en la parte alta de nuestro “botijo demográfico”.
Se podría decir, con bastante razón, que al referirnos a la sostenibilidad de la seguridad social habrá quien opine que no está en riesgo en el corto plazo. Sin embargo, no podemos dejar de lado que recesión económica que atravesamos tiene sus consecuencias a este nivel. La morosidad de las administraciones públicas también repercute y, por si alguien no se había enterado, el año pasado YA entró en DÉFICIT. Algún cínico se consolará al conocer que algunos de nuestros vecinos europeos sufren una situación aun más precaria pero ello no soluciona nuestros problemas.

Recapitulando, no deja de resultar inquietante que miembros de la "casta política" se atrevan, con tanto desparpajo, a formular futuribles. Además, siendo Caldera el sustituto de Isabel López i Chamosa en las negociaciones parlamentarias para “reforma” del sistema de pensiones, debería tener presente otras proyecciones de futuro que acontecerán algunas décadas antes y no descartar de plano soluciones alternativas. Y lo que es todavía más importante,dejando futuros desafíos colectivos al margen, sería conveniente que nuestros no muy cultivados políticos se limitaran a hacer declaraciones sobre temas que dominaran realmente o, cuando menos, sería de agradecer que procuraran no tomar a sus conciudadanos por imbéciles.

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