Frases que inspiran

"Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez"

Principio de Hanlon


jueves, 17 de febrero de 2011

De la CIA a ARCO

Hubo una época, en mi aburrida preadolescencia, en la que me tragaba sesiones enteras de documentales mientras hacía mis tareas escolares. Puede que ello me caracterice como “raro” pero, sinceramente, estimo que para mi salud mental hubiera sido mucho peor visionar tan solo unos minutos de “gran hermano” y equivalentes muestras de “telebasura”.

Por supuesto, la inmensa mayoría de lo que pudiera haber aprendido tras tantas horas de “televisión de calidad” hace tiempo que se ha esfumado, pero de vez en cuando, alguna lectura de interés le refresca a uno la memoria. ¿Quién sabe si a lo mejor son cosas como ésta las que han condicionado en mí una suspicacia rayana, en contadas ocasiones, en “conspiranoia”?
Teorías conspiratorias al margen, lo cierto es que desde que el mundo es mundo, casi siempre han sido los ricos y poderosos los que han impuesto sus gustos estéticos como patrón de referencia para la creación artística. Y qué mejores ejemplos de riqueza y poder en el siglo XX que la familia Rockefeller y el gobierno federal americano. Por eso no debe extrañar que éstos pudieran tener algún papel en difundir y publicitar determinadas corrientes artísticas, sobre todo si tenemos en cuenta el contexto imperante de dialéctica de bloques que, en todos los ámbitos, caracterizó la “Guerra Fría” .

No cuestiono que los artistas beneficiados de este "respaldo oficial" hubieran sido reconocidos por su obra sin necesidad del mismo pero seguramente ello sirvió de catalizador para acelerar la globalización de la cultura americana.
En fin, hay que aceptar que, de la misma manera que el Renacimiento hubiera sido otro sin los Médicis, el arte moderno es también fruto de las sociedades en las cuales los creadores desarrollan su potencial artístico. Quizá tras leer esto, algún doctrinario antiamericano tenga un argumento más para no pisar nunca la feria en la que se expone la última fase del devenir creativo de las vanguardias de la segunda mitad del siglo XX, pero no renuncio a aconsejarle que visite el MOMA si se pasa algún día por Nueva York. Descubrirá que, a pesar de todo, la CIA también colabora en cosas bellas.


NOTA: las obras que ilustran este artículo pertenecen a  Jackson Pollock, figura clave del expresionismo abstracto y uno de los pintores contemporáneos más afamados de EE.UU.

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