Frases que inspiran

"Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez"

Principio de Hanlon


miércoles, 13 de julio de 2011

Atacados por "nuestro bien"

Con la tardanza que me caracteriza, superado por otras obligaciones, vuelvo a recurrir a esta ventana para airear mis pensamientos.

Quisiera aprovechar en esta ocasión para rescatar unas imágenes no suficientemente publicitadas. Es cierto que no soy un entusiasta del llamado “movimiento 15-M” pero, lo que no se puede permitir, es dejar que mis filias y fobias me impidan apreciar evidentes excesos de las fuerzas del Estado.



En contadas ocasiones, es lícito recurrir a la violencia. Recordemos el artículo 2 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y su mención de la “resistencia a la opresión”. Sin embargo, tampoco olvidemos que nos encontramos en un “estado de derecho”. Podrá lastrar todas las disfunciones y carencias que queramos, pero no podemos pasar por alto este hecho. No es por tanto lícito atacar a personas mientras acuden a su trabajo por mucho que su oficina se encuentre el parlamento de Cataluña.

Por supuesto, los políticos no deberían ser distintos al resto de la ciudadanía en los países llamados “democráticos”. No deberían llevarse a engaño y creerse inmunes a la ira popular. Torres más altas han caído, reyes y tiranos de todo pelaje han perdido algo más que su cetro cuando “indignación de la plebe” ha escapado al control de los que se pretendían beneficiar de ella.



Como reflexión genérica, lo dicho es, en mi opinión, difícilmente discutible. No obstante, lo que no debía generar titubeos es la condena del uso de las fuerzas y cuerpos del Estado para incitar el caos y poder así justificar, retrospectivamente, el uso de la violencia.


Habrá quien considere cuestionable que se abran las puertas de las instituciones públicas a los “indignados”. Pero una cosa es extenderles la alfombra roja y otra muy distinta es golpearles hasta en el carné de identidad. Lamentablemente, no me ha sorprendido la opacidad con la que los medios de masas han procurado ocultar la evidencia. Los que siembran la violencia son los mismos que se encargan de aplacarla, obviamente, “a palos”.

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