No quiero negar la existencia de la “ingeniería social” y que constituya una herramienta de la que se sirve recurrentemente el poder establecido para llevar a buen término sus objetivos. Sin embargo, la pretensión de buscar explicaciones alternativas puede llevarse a tales extremos que acaba situando a ciertos “analistas” fuera de la realidad. Así tenemos que para unos pocos, realmente poquísimos pero suficientes para ser tenidos en cuenta, todo lo que pasa en el mundo parece que ocurriera según los planes de una “élite”. Ese grupo dotado de poderes “cuasi-divinos” tendría por meta imponer una supuesta “agenda neoliberal” que se traduciría en la implantación de la economía capitalista por todo el mundo completando la llamada “globalización”. Créanlo o no, hay quien sostiene que el movimiento 15-M forma parte de una cuidada estratagema de una oscura “conspiración neoliberal” para “imponer” el “libre mercado” e incluso son capaces de señalar con nombres y apellidos a los agentes infiltrados en el movimiento para reorientar sus postulados.
No diré que los razonamientos alambicados no sean de mi agrado pero no hace falta más que recurrir a las propuestas del citado movimiento y realizar una breve investigación de las adhesiones que ha suscitado para tachar de altamente improbable la teoría antes expuesta, por muchas coincidencias que se empeñen en entrever algunos. Es más, dudo que aquellos que se han manifestado contra el “Pacto del Euro” pudieran estar controlados por aquellas manos de las que quieren escapar.
Admito que muchas instituciones y gobiernos han procurado, antes y ahora, fabricar grupos de disidencia para dinamitar desde dentro cualquier alternativa de oposición realmente efectiva y susceptible de representar una verdadera amenaza para el poder. No obstante, y por desgracia para todos, las bondades de la “economía de libre mercado” y de la llamada “Globalización” están mucho menos extendidas de lo que nos gustaría a algunos.
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